Hay una sola

Ayer llamó mamá. “¿Qué noticias hay?”, preguntó. Como no había noticias, le hablé un poco del fin de año, los clásicos domesticos y laborales, las noticias internacionales...
“Bueno, sí. Pero, ¿y vos?”, insistió. Entonces se me ocurrió contarle que adelgacé mucho, no sé porqué. “¡Ay, Gracias a Dios!”, clamó, al fin interesada: “Porque la verdad, yo te quise decir nada, pero ...”
Fue como abrir una compuerta. Mi mamita se lanzó a hablar como una máquina de lo fea que estaba yo el día que me vio, meses atrás. No escatimó adjetivos. Algunos eran verdaderamente insultantes. No se detuvo en quince minutos.
Fue una experiencia extraña. Muy extraña.

3 comentarios:

Bob Chow dijo...

Bueno hace unos meses cuando estaba un poco o directamente gordo, me vieja me entregó una carta diciendo con eufemismos que estaba gordo. Me pareció raro, porque para cualquier cosa es excesivamente directa.
Me rompieron tanto las bolas que estaba gordo que en 5 meses adelgacé 15 kilos, sólo para que se vayan todos a la puta madre que los parió :)

Ahora estoy pronto voy a estar hecho un pentatlonista. Y me cago de risa porque los que están gordos ahora son ellos. Ellos, ellos, son ellos!!! :) :)

Bob Chow dijo...

Para mi eso de estar gordo o flaco es algo muy sencillo de resolver, porque soy como Lola en Corre, Lola, Corre.

pequeño ofidio dijo...

Y dale, corré, Lola, corré, que hace bien al colesterol... No te acompaño porque me duelen las várices (jé)
De todas formas el asunto no son los kilos sino las madres. Es un viaje a otra dimensión encontrar a tu madre perorando sobre: ¡lo fea que sos vos, su propia hija!...