El corazón delator


E.A.P Posted by Hello

Hace años le regalé “El corazón delator” de Poe a un muchacho, llamémosle Edgar. Había en ese regalo una elíptica confesión que él, por supuesto, no entendió. Los hombres nunca entienden nada. Eso no quita que, cada tanto, haya que darles alguna explicación.
El personaje del cuento, llamémosle también –porqué no- Edgar, acababa de asesinar al viejo y de enterrarlo bajo el piso del recibidor. Cuando la policía inició el interrogatorio estaban sentados encima del cuerpo todavía caliente.
Edgar se pone nervioso. Empieza a escuchar los latidos de un corazón que se aceleran. Suenan cada vez más fuerte. No es posible que los policías no lo escuchen. Al fin llega a la razonable conclusión de que el corazón del viejo, enterrado bajo sus pies, lo ha delatado. Perdido por perdido, confiesa...
Poe es un grande. No hay escena más razonable en el mundo que esa. El latido del corazón es un sonido demoledor. La clave del cuento también es completamente razonable: Un corazón siempre es un órgano ajeno.

La noche que lo descubrí estaba con Edgar. Me había llevado a escuchar a un bajista ignoto que pulsaba la cuarta a repetición, arrancándole un mugido grave y cardíaco. La vibración del bajo no se oía propiamente, más bien se sentía reverberar en el fondo del cuerpo de un modo extraño. Todos han escuchado un bajo. De verdad suena entre las vísceras de uno. Y el bajista sabía lo que estaba haciendo:
- ¿Quién late? -preguntó de pronto, sin interrumpir el pulso, sobre el que agregaba unas escalas ascendentes, gimientes, con una vaga reminiscencia morisca que convertía el local descascarado en un desierto sin estrellas.
Cuando hizo silencio suspiré aliviada, como si me hubiera sacado ese latido de encima. Le comenté a Edgar la experiencia acústica que acababa de hacer. El, sin mezquinar comentarios sobre mi estupidez, coincidió en que, efectivamente, no había forma de saber si el latido del bajo se producía en las cuerdas del bajo o adentro del cuerpo. Sin embargo, con gesto de suficiencia, me señaló una columna negra, casi oculta al lado del escenario. En ese momento el bajista hablaba. Su voz, efectivamente, no salía de su boca, sino de la columna.
Y fue por eso que le regalé “El corazón delator” a ese muchacho que me invitaba a salir con insistencia y me revelaba dónde estaba la fuente del sonido. Fue algo así como una devolución de gentilezas. Porque Edgar, como en el cuento de Poe, se confundía conmigo.
A él le gustaba imaginar que me quería, que me buscaba, que me conseguía. Yo, en cambio, sé muy bien cuál era el corazón que latía en la oscuridad, agonizante, enterrado bajo el piso del recibidor.

5 comentarios:

Bob Chow dijo...

Bastante muy interesante y original [eso es muy importante] pero yo tampoco termino de entender el mensaje elíptico [lo cual no está tan mal].

No me queda claro nada, si el estaba intersado en vos o vos en él, o vos en no se quien.

Una vez -cuando daba clases de inglés- una alumna que creo que estaba interesada en mí me prestó un libro. Yo como me detengo en las palabras -más que las oraciones o en las tramas- marqué en el librito algunas palabras que para mí en ese entonces eran nuevas como "camposanto" y no sé que otras.
Cuando le devolví el libro, ella quedó rompiéndose el coco tratando de desentrañar un mensaje oculto uniendo todas esas palabras [pero yo no había enviado ningún mensaje]

En ese punto me parece que el hombre no recurre a sutileas. Zurita, ¿no vas a postear ninguna foto tuya? Sino mandamela a bobchow(arroba)gmail.com

pequeño ofidio dijo...

Veo que estoy un poco torpe... Porque si no entiende usted, Chow, que queda para la gilada (¡???)
De todas formas es verdad que las mujeres tienden a la sobre interpretación. En un librejo llamado el evangelio según Pilatos, el personaje de Pilatos dice que su mujer lo vuelve loco:
lo pone "al límite de la paciencia que una inteligencia masculina puede tener frente a una inteligencia femenina". Porque para ella cualquier cosa se convierte en señal. "No mira, descifra", protestaba Pilatos.
Su mujer seguramente era un poco paroica.
De cualquier modo, yo no soy particularmente interpretativa. Más bien tiendo a pensar que ningún mensaje está dirigido nunca a mí...
Lo que sí me encanta es sembrar el mundo de cifrados estúpidos e intrascendentes. Fundamentalmente, inútiles.

Bob Chow dijo...

Que me mandes una foto tuya estaba dirigido a vos, vamos no exageres.

No alarms, no surprises! Que yo no entienda es común -por ejemplo no entiendo los procedimientos para renovar las tarjeta de crédito y cosas asi-, Mmm, que escribe en blog y me recontraconoce, dice que no entiende nada de lo que digo [cuando escribo no cuando pongo links] asi que la conclusión sería que nadie entiende mucho lo que dice el otro.
Pero me parece que el punto -en todo caso- estaría en una parafrasis de Nietzche :" Me chupa un huevo que me entiendan, quiero que me lean"

pequeño ofidio dijo...

¡Toootalmente! La verdad es que, en ciertas circunstancias no entender nada es divertidísimo. Desopilante. Eso es lo me gusta de tu blog... ¡el camino Boliviano!
Y lo de la foto... ¿vos lo que querés es saber cuán fea puede ser una mina a la que su propia madre le dice fea? ¡No te daré el gusto!
(Aparte no tengo scanner, porque además de fea, ¡soy pobre!)

pequeño ofidio dijo...

¡Toootalmente! La verdad es que, en ciertas circunstancias no entender nada es divertidísimo. Desopilante. Eso es lo me gusta de tu blog... ¡el camino Boliviano!
Y lo de la foto... ¿vos lo que querés es saber cuán fea puede ser una mina a la que su propia madre le dice fea? ¡No te daré el gusto!
(Aparte no tengo scanner, porque además de fea, ¡soy pobre!)