Como estoy enfermita pasó mi hermano mayor a darme una mano. Fue al super e hizo las compras. Se equivocó y compró pan sin sal. Preparó la cena y quemó la olla de modo irremediable. Calculo que él ni se imagina cuánto me alegró su visita.

Después pasó mi hermano menor y arregló una ventana que no cerraba. Me salvó de morir congelada. Eso sí, me dejó la computadora sin audio desde entonces. También me alegró enormemente su visita.

Además de divertirme, creo haber comprendido la esencia de mi relación con lo masculino y su origen familiar.