John William WaterhousePsyche Opening the Golden Box (1903)


Mi amigo Chilolo es un gran mujeriego. A él le gusta conquistarlas y pasar a la siguiente. Pero algo está fallando. La última vez que lo vi, me contó sus últimas dos aventuras. Alarmantes.

1°) Volvió a la casa de una muchacha, después de prometerle no verla más. La tendió en la cama y abrió la mesa de luz. Sabía que habían quedado dos profilácticos en una cajita de Prime. A la madrugada se lamentó de que no hubiera un tercero.
Ella sacó una caja nueva de la cartera y Chilolo no pudo evitar una expresión de sorpresa.
- "¿Qué? ¿Pensaste que ibas a ser el último hombre de mi vida?" -le preguntó ella divertida.

2°) Sedujo a una chica en un casamiento. La acompañó a su casa y se metió en su cama, como él sabe hacer. Ella le ofreció los profilácticos. Esta vez eran camaleón. Quedaban dos en la caja. Y el pobre Chilolo no pudo evitar comentarlo.
- "¿Qué? ¿Pensaste que eras el primer hombre en vida? -le preguntó ella divertida.

- ¿Qué está pasando, Kaiten? ¿Qué pasa conmigo que hasta las adolescentes se divierten a mi costa? -me preguntaba Chilolo, muy deprimido, haciendo sonar la bombilla del mate.

Ayer, como todos los santos días, fui a trabajar. Vi pasar gente. Alguien que perdía una pierna. Alguien que perdía un hijo. Alguien perdía el jucio. Y la lista seguía avanzando, imperturbable, indecente, como siempre. Hasta que una angustia repentina se me colgó del cuello.

La rutina de la emergencia es así. Cría flores raras de dudosa finalidad. La mayoría revientan en un par de años, apenas se percatan de que no se puede hacer nada, nada más que ver la tragedia pasar.

Entonces me prendí un pucho y sonreí. Libre de todo pesar y lista para volver al trabajo, porque yo sí que tengo una finalidad. Yo soy una especie de mula lunática. Lo mío es un apostolado.

Porque, digánme la verdad: ¿En qué mierda se convierte una gran tragedia cuando nadie la ve pasar?

La vida se desliza mansamente hacia ninguna parte.

Mientras tanto, los verdaderos asuntos se mantienen en potencia. Más o menos como Walt Disney, congelados para un futuro impracticable, pero se mantienen. Verdaderas potencias.

Hablo de ese momento que todos conocemos. Cuando Brad Pitt cae de rodillas ante nuestra irresistible belleza. Cuando hacemos cuarenta y ocho goles en un mundial. O cuando se la damos por el culo, gritando en sioux, al Gran Jefecito... Jejejé... Sí, todos lo conocemos...

Así es. El momento Kodak cuidadosamente guardado en cada alma, visto a la luz del sol, parece gracioso.

Pero, pensándolo bien, no tiene gracia. No tiene ninguna puta gracia.


Incompetencia familiar II

La hija mayor del abuelo camionero estudió filosofía en los 60'. Vivió entre Kant, Hegel y la JP, hasta que quedó embarazada.

En ese momento, no vamos a decir que aterrizó -porqué todavía está pidiendo pista-, pero, eso sí, tuvo que afrontar la supliciante responsabilidad de lavar la ropa. A mano. Demoró años en acceder a un lavarropas automático. Imagino que en esa época sería como comprarse un transatlántico.

El día que llegó mi padre con el lavarropas, ella estaba leyendo Wittgenstein. No tenía tiempo para un manual de instrucciones. No supo lo del jabón baja espuma. Pero eso es lo de menos. Lo verdaderamente extraño, curioso por demás, es que ella, versada en Aristóteles, usó la misma lógica que el abuelo camionero: 1 lavado = 1 paquete de jabón en polvo.

Cuentan mis hermanos que había medio metro de espuma en toda la casa. Que ellos corrían desesperados, un poco aturdidos, con espuma hasta la cintura, tratando de limpiar. Y que mamá no les contestaba, ni los ayudaba, ni nada. Simplemente se reía y se reía y se reía, en medio de la espuma, al lado del lavarropas.


Día internacional de la mujer. Uff... La corrección política me agota...
Y para colmo, todos los amigos/as embarcados en la guerra de los sexos.

Aquí va un resumen de cuatro quejas escuchadas esta semana:

1°) "yo quiero una relación 'fifty/fifty', que nos contengamos mutuamente, la verdad que me canso de poner y poner"

2°) "tiene que ser de mutuo acuerdo, los dos tenemos que querer lo mismo, sino no va"

3°) "está bien, yo me pongo en su lugar, pero él también se tiene que poner en el mío"

Sin embargo, el cuarto amigo apareció con un enfoque novedoso:

4°) "De pronto estamos en medio de la revolución francesa. Dale con la cantinela de la igualdad, la libertad y la solidaridad... Yo hago lo que puedo por seguirla, viste, pero al final le contesté: '¿De qué me hablás, Pepa? ¡Vos abrí la piernas que yo te cojo!'"

Incompetencia familiar

Mi abuelo formaba parte de una familia de camioneros dueños de sus camiones. Cuando la lógica "1 hombre = 1 camión", dejó de funcionar, ellos no entendieron nada. Y se quedaron a pata.

Mi abuelo tuvo que reciclarse como chofer en un convoy. Por la noche, en medio de la patagonia, armaban campamento al costado de la ruta. Cocinaban por turnos.

El abuelo, a su turno, procedió otra vez con rigurosa lógica: 15 personas = 15 paquetes de fideos.

Se produjo una erupción volcánica. Desesperado, el abuelo se quemó las manos recogiendo las montañas de pasta que brotaban de la cacerola. Llenó varios baldes. De puntillas para no ser descubierto, sacó una pala y cavó como un frenético.

Al fin logró enterrar varios kilos de prueba material de su incompetencia. Después sirvió la cena con una sonrisa distraída.

Un día, Tessa, consternada, lo oyó balbucear delante del refrigerador abierto:
"No quedan más cervezas, creía que quedaba una...".
Luego: "Pero si nunca en mi vida he bebido cerveza".
Y finalmente: "¡Pero si este no es mi refrigerador!".

De la biografía de Philip K. Dick de Emmanuel Carrere.
Bibliografía de cabecera de Border.



No.
No puedo esperar el chicle y mascar colectivos al mismo tiempo.
No hay nada que hacerle.