Toc-toc
Toc-toc
Toc-toc






Y dale con la cantinela...


Dicen de esa mujer que se suicidó porque nadie la quiso. Hmmmm...

Carmela decidió salir el sábado por la noche, después de años de encierro. Nada espectacular. A tomar unas cervezas con compañeras de trabajo. Volvió a las dos de la mañana, contenta. El aire nocturno siempre tiene un efecto liberador.

Lo primero que vio al entrar fue la lucecita intermitente del contestador automático. Se acercó casi con sigilo. No había estado fuera más de cuatro horas. El display indicaba dieciseis mensajes. El identificador en cambio registraba treinta y cuatro llamadas. Todas del mismo origen.

Carmela era una mujer práctica. Salió al balcón y se tiró.

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