Juan, acodado sobre la mesa, se alisa el pelo. De pronto saca de entre los mechones, justo detras de su oreja derecha, un tornillo oxidado, muy largo. Se peina con el tornillo.
El gesto tiene valor probatorio por sí solo.
Yo suspiro, meneando la cabeza, frente a la conclusión inevitable: Se le volaron las chapas.
Efecto Open Door: Un sueñito
Publicadas por pequeño ofidio a la/s 8:57 p. m.
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