Morbo


Lista de los más íntimos, los más fieles, inseparables a los que jamás nadie invitó a una boda:

La sangre
lo monstruoso
la muerte.
La descomposición de los cuerpos.
El dolor.
La locura y la crueldad.

Son de la casa. Sin embargo hay que mantenerlos fuera de las fiestas porque producen una fascinación enferma. Una especie de fiebre que corroe y deteriora. Algo que el Señor de la Mancha ha denominado aquí mismo –con corrección etimológica-: “morbo”.

Pero ojo, doctor, ojo con subestimar una enfermedad. Ojo con curarse del todo, que a lo mejor no hay otro motor para mover tanta montaña ni otro interés que nos diferencie de un mandril. Después de todo, se trata de rodar y rodar alrededor de lo incomprensible sin poder soltarlo. ¿Qué más se puede hacer que perseguir esas íntimas verdades que nos corroen desde adentro?

La Verdad tiene formas, tipos, definiciones variadas. Puede ser revelada o demostrada; mística, empírica o matemática. Pero hay algo que no cambia. La verdad siempre tiene un agujero. ¿Y qué quedará de nosotros el día que no seamos capaces de lanzarnos de cabeza al agujero?

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