También yo encontré un viejo poemita, muy viejo, amarillo y polvoriento. Es triste comprobar que mientras los gustos van y vienen, en el fondo, década tras década, nada ha cambiado.
Están allí.
Anormales como una luna landrando
pero en silencio.
Están fríos como la menta
contando gotitas
de sangre.
Están quietos.
Nada de gritos.
Casi nada que delate
los perros en el corazón.
Poemitas
Publicadas por pequeño ofidio a la/s 10:56 p. m.
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