Quisiera presentar a una amiga mía, llamada Mónica, que tiene un problemita con el que nadie sabe bien qué hacer.
La primera vez que lo noté fue hace años. El timbre del portero eléctrico me sobresaltó tarde en la noche y atendí para escuchar, estupefacta, su voz haciendo la siguiente declaración:
- ¡Mónica, abrime! ¡Soy zurita!
La interrogué bastante preocupada. Me confesó, riéndose, que cosas así le suceden desde la infancia. Recordó que a los ocho años su madre la mandó a casa de unos vecinos a pedir prestada una cacerola. Fue refunfuñanado. Golpeó la puerta y esperó un rato largo, cada vez de peor humor. Cuando al fin la puerta se abrió ella exclamó impaciente:
- ¿Sí? ¿Qué querés?!
Sospecho que su problema se está agravando. Hace poco, en medio de una situación muy complicada, tuvo que acudir a una a una entrevista laboral que quizás fuera su única salvación. Llegó muy bien vestida a la oficina donde la recibió, sonriente, una mujer muy formal. Ella, estrujándose las manos con nerviosismo, le dijo:
- Busco a la Licenciada González
- Sí –le contestó la mujer-. Soy yo.
Entonces, sorprendidísima, mi amiga le preguntó:
- ¿Sooos yoooo?!
Identidad Desconocida
Publicadas por pequeño ofidio a la/s 8:26 p. m.
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