Este verano ha sido demoledor. Gracias a dios ya se termina. El problema es que ahora no sé bien qué carajo es lo que empieza.
A) Un saldo desolador: el veranito me dejó una alarmante sensación de estar olvidando algo importante. Cada día, cada minuto, me perturba la falta del condimento principal: tropezarme y caer de boca. ¡Dios mío! ¿en qué infame ser erecto podría convertirme?
B) Un saldo prometedor: me dejó también una docena de sueños culposos. Me despierto, alrededor de las cinco de la mañana, sabiendo que soy culpable. Sé que seré descubierta y sé que va a ser feo. Pero ya está hecho, no tiene arreglo. Entonces me tomo un whisky en la oscuridad, escuchando Erik Satie, y espero el amanecer con la plácida serenidad de lo inevitable.
C) El saldo dilapilador: el segundo número de nuestro fanzine freak, bizarro e inútil, la última "Gentileza del Kursk", está en prensa, señoras y señores. La distribución es orgullosamente gratuita (jamás le pagaremos a nadie para que lo lea). En Buenos Aires, además, es bastante caprichosa, por lo que agradecemos sugerencias sobre puntos de distribución.
Se acuerda del Kursk, coleando en el fondo del mar de Barents?
Publicadas por pequeño ofidio a la/s 11:57 p. m.
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