Soñé que estaba sentada en la falda de un cura.
La mezcla de júbilo y vergüenza con que me desperté fue encantadora.
Por un instante, a mitad de camino entre un mundo y el otro, me vino a la cabeza: "Al fin las cosas han vuelto a su lugar...".
No tengo idea de qué querrá decir eso. Pero apenas abrí los ojos supe fehacientemente que no. Las cosas siguen fuera de lugar. Cualquiera que este sea.
Publicadas por pequeño ofidio a la/s 1:53 a. m.
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