Incompetencia familiar II

La hija mayor del abuelo camionero estudió filosofía en los 60'. Vivió entre Kant, Hegel y la JP, hasta que quedó embarazada.

En ese momento, no vamos a decir que aterrizó -porqué todavía está pidiendo pista-, pero, eso sí, tuvo que afrontar la supliciante responsabilidad de lavar la ropa. A mano. Demoró años en acceder a un lavarropas automático. Imagino que en esa época sería como comprarse un transatlántico.

El día que llegó mi padre con el lavarropas, ella estaba leyendo Wittgenstein. No tenía tiempo para un manual de instrucciones. No supo lo del jabón baja espuma. Pero eso es lo de menos. Lo verdaderamente extraño, curioso por demás, es que ella, versada en Aristóteles, usó la misma lógica que el abuelo camionero: 1 lavado = 1 paquete de jabón en polvo.

Cuentan mis hermanos que había medio metro de espuma en toda la casa. Que ellos corrían desesperados, un poco aturdidos, con espuma hasta la cintura, tratando de limpiar. Y que mamá no les contestaba, ni los ayudaba, ni nada. Simplemente se reía y se reía y se reía, en medio de la espuma, al lado del lavarropas.

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