Advertencia a las jóvenes: "no tomes ninguna bebida que no hayas mezclado tu misma".
Sábado, repasando el catecismo con mi sobrina: Yavhé estableció su alianza con un hombre que sería el padre de su pueblo, su descendencia sería incontable como el polvo. Mientras la niña me lo explicaba lo comprendí por primera vez en mi vida. El hombre que eligió Yavhé no tiene ninguna particularidad, excepto una desesperada historia de esterilidad.
Domingo, a solas con el maldito noveno mandamiento: "No consentirás pensamientos ni deseos impuros". Esos pensamientos y deseos terminarán por amarrarme y tirarme al río, no cabe duda. Pero no los consentiré.
Publicadas por pequeño ofidio a la/s 5:25 p. m.
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