Paula llegó con una mano vendada y no pudo evitar la tentación de levantar la gasa para mostrar la larga abertura oscura cosida con hilo negro.
Estaba eufórica. Sin querer había hecho un descubrimiento fabuloso:
- ¡Es increíble lo fácil que se corta! Si hubiera querido hacerlo adrede, hubiera pensado que no iba a poder, que había que hacer fuerza, serruchar, algo así. Pero no: ¡La carne se corta como manteca!
Con la excusa de prender un cigarrillo me fui hasta la ventana y me puse a imaginar el día en que Jack hizo ese descubrimiento. Debió ser glorioso.
Publicadas por pequeño ofidio a la/s 11:01 a. m.
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