La Tía es una señora de sesenta y tantos, una Señora Profesora. La semana pasada se le subió la presión y la llevaron al médico. Estaba asustada. Contestó al interrogatorio como un prisionero.

El médico averiguó que la Tía vive como una máquina a vapor entre el trabajo, la familia y las amistades. No duerme más de cinco horas porque no tiene tiempo que perder. Es afecta a los Virginia Slim, al peluquero y al gancia. También se excede con los taxis y los chocolates. Cada cena incluye una disputa ritual con el Tío. Y además, como cereza del postre, cada fin de semana la Tía se lanza a una ruinosa juerga de canastas y póker por porotos.

A esta altura de la pesquisa el médico sacudió el tensiómetro y sentenció:
- Vamos a tener que hacer muchos cambios de hábitos, Señora. Con ese modo de vida, usted va a terminar en el cementerio.
La Tía, estupefacta e indignada, le respondió:
- ¿Y usted?! ¿Dónde se cree que va a terminar usted con su "modito" de vida?!

Agradecemos al cielo que no le pegó un carterazo.

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