La oscuridad...



Ahora que releo el post anterior me acuerdo de Alexis. Una vez me contó que él dormía aterrorizado. Estaba seguro de que apenas se apagaba la luz, su hermano, en la cama de al lado, se convertía en una especie de monstruo que lo acechaba. Apenas prendía la luz volvía a tomar su apacible forma de preadolescente. Jamás podría sorprenderlo. Era como la puerta de la heladera. Uno nunca puede sorprender la oscuridad que reina en su interior.

Y de pronto me pregunto, como descubriendo la estafa: ¿qué les pasa a esos imbéciles de Harvard, con sus refinados estudios antropológicos, buscando el origen del miedo a la oscuridad en algún arcaísmo remoto?

Si en la oscuridad no se distingue un hermano de un monstruo, entonces, podemos dormir abrazados a un monstruo. O matar un hermano en la confusión. Y eso sería lo de menos...
Lo peor es que en la oscuridad uno mismo es irreconocible. Tu propia madre, que se acerca a medianoche, puede venir a acariciarte. O a estrangularte.

Díganme la verdad: ¿qué clase de oligofrénico necesita un “inconciente colectivo” para tenerle terror a la oscuridad?


Posted by Hello

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