Charly se tiró media latita de pintura encima, pateó un par de puertas, y medio mundo aprovechó la ocasión para tomar ese airecito de dignidad ofendida y compadecer al hijo.
El hijo, a todo esto, aprovechó la oportunidad para pedir más penalización de las drogas, que es casi decir: ¡enciérrenlo!
Y yo aprovecho para pensar que siempre es lo mismo.
Manadas de infantes serviles, doblados de tanto respeto al padre, andan por las calles exigiendo padres que se hagan respetar. A más serviles, más agresivas sus exigencias de respetabilidad.
Es que los juniors de este mundo, pobres criaturitas, están ávidos de orden y control.
Palo, todos quieren cadena y palo.
Mundo Junior
Publicadas por pequeño ofidio a la/s 1:28 p. m.
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