He sido sorprendida por la enormidad de problemas legales que acarrean los monstruos.

Ha habido criaturas con dos cabezas y solo cuerpo. También criaturas con un cuerpo y dos cabezas. Y entonces se arma la discusión: ¿Hay que hacer un bautismo o dos? ¿Cuántos matrimonios se permiten? ¿Cuántas partes de la herencia le corresponden?

Después están los siameses, que son bastante comunes incluso. Y cuando uno de ellos comete un delito: ¿hay que meter preso al hermano inocente junto al tránsfuga o hay que dejar impune al delincuente?

Como si faltaran problemas, también hay hermafroditas. En caso de guerra: ¿los reclutamos o no los reclutamos? ¿Pueden hacerse curas o no?

Por eso los juristas medievales, gente muy práctica, preferían ahogarlos apenas nacidos. Sin embargo, a pesar de esta política de prevención, en cierta ocasión se descubrió una pareja de hermafroditas casados entre sí. Y se armó el caos.

Ya que cada uno de los hermafroditas tenía relaciones con los dos sexos del otro: ¿había que considerarlos sodomitas, lesbianas o adúlteros? Por las dudas los quemaron vivos y esparcieron las cenizas al viento.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

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