Yo tengo paciencia con las alucinaciones, doctor, mucha paciencia. Pero igual me parece que esas pastillas que me da funcionan en la dirección equivocada.
Mire, le doy un ejemplo. Ayer hicimos un asado para festejar mi recuperación. Estaba perfecto. Mi viejo sirvió unos chinchulines, y de pronto aparecen de nuevo las voces. Justo en el momento en que clavaba el tenedor. ¿Y sabe lo que decían?: "Pinchas la tripa y salta mierda."
Eso decían. ¿A usted le parece? Yo tengo paciencia, pero no se puede aguantar todo. Es una falta de respeto, Doctor. Insisto en que las pastillas están equivocadas. En vez de calmarme a mí deberían calmar a los hijos de puta de las voces.
Publicadas por pequeño ofidio a la/s 1:21 a. m.
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