El asunto del "respeto mutuo" es como una mascota que alegra deliciosamente el hogar mientras destila una toxina que produce monstruos de dos cabezas.
Voy a mi ejemplo:
Viene un sujeto adorable y me dice: "Te amo".
Mi respuesta natural sería: "Dale, vení, perdete el amor en el culo y cogeme como sólo vos sabés!".
Sin embargo me trago las palabras, porque quiero ser respetuosa. Se hace un silencio. ¿Y? ¿Ahora qué cosa respetuosa digo?
Sonrío como una estúpida para ganar tiempo mientras insulto por lo bajo a cupido, maldito detrito de la neurosis. Pero ya es demasiado tarde.
El sujeto adorable dice: "Bueno, está bien. No hace falta que me digas que vos también me amás. Me alcanza con que conozcas mis sentimientos"
¡Dios mío! ¡Ahora tendré que vivir respetando sentimientos en cuya existencia de ninguna manera creo!

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