Presencié la siguiente escena. Una pareja de chaqueños cultos, como minimo profesionales, con las cabezas canosas juntas, anonadados frente al diccionario de la Real Academia. Tenían las mandíbulas caídas y los ojos como platos. El armatoste venía a confirmar sus más horribles sospechas:
- No, no hay caso. El verbo "llavear" NO EXISTE.
- ¿pero... y cómo...?
Largo silencio atónito. Suspiro:
- Y... Entonces, seguro que "candear" tampoco...
El silencio que siguió permitió oir con nitidez el sonido de un alma que cayó al piso y se arrastró. El muchachito que miraba televisión clavó la vista en las baldosas y regurguitó:
- ¿Sabés, Tía? Yo le candeé a tu bicleta... Pero me la robaron igual...

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