Aquí Kaiten reportando entre lagartos. En este lugar las cosas se derriten como figuras de Dali, digo, tan podridas como el cadáver de Dali.

De noche no hay luz. El hielo dura en el vaso unos treinta segundos. Se oye el golpeteo de los insectos estrellándose en las ventanas cerradas.

Pasa un auto por la calle levantando el polvo y derrapa en la esquina. El intendente electo baja de su flamante Jaguar a la luz de los faros, se trepa al capot y grita a todo pulmón:

- ¡En este pueblo mando yo, carajo!

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