Anoche salí al balcón.
Colgando de una rama del fresno, a unos seis metros de altura, se balanceaba una percha.
Me terminé de fumar el pucho. Antes de entrar, por las dudas, le advertí al simpático arbolito:
- A mí no me vas a intimidar...
Publicadas por pequeño ofidio a la/s 1:54 p. m.
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