Pasó el ejercito invasor. Sus botas dejaron mucho barro y devastación.
Después pasó el ejercito de liberación y ensució el barro y la devastación.
Hace años que oigo el llanto nocturno de los soldados triunfantes. Parecen decirme:
"No te dejes engañar. La noche no es buena. No hay noche buena."

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