"Le temps detruit tout".
Me encontré la frase así, en francés, con cursiva, grabada a punzón en el penúltimo asiento del 25. Pero la puta madre, pensé, el mundo es un lugar absurdo.
Bajé del colectivo y corrí al video club. Alquilé Irreversible por segunda vez. Me tuve que tomar dos whiskys antes de juntar el coraje para apretar el play. No sé que buscaba, pero la tenía que ver. Al terminar estaba empapada en transpiración pero aliviada en cierto modo, con esa rara alegría que te da el pensamiento cuando logra atrapar la brutalidad.
Me acordé de las críticas que provocó la película cuando se estrenó: "Violencia gratuita", "golpe bajo", "repugnante".
Bueno, Noe al menos no es ningún genio incomprendido. Ha sido perfectamente comprendido por sus detractores. No ha dicho más que dos perogrulladas: el tiempo es irreversible y el tiempo lo destruye todo. Pero dió en el tono.
El tiempo es puro golpe bajo. Es violencia gratuita. Lo que el tiempo hace con nosotros es repugnante.
El tiempo lo destruye todo
Publicadas por pequeño ofidio a la/s 9:21 a. m.
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