Maupassant, otro Señor de las Chapas, muestra una finísima percepción del cuerpo humano:
"... torpemente concebido, atestado de órganos perennemente fatigados, siempre forzados como resortes demasiado complejos."
Y yo me pregunto, desde el fondo de la bañera, cuánto ingenio se precisa para coger con estos cuerpos.
Publicadas por pequeño ofidio a la/s 12:01 a. m.
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