Soñé que estaba en un hotel descascarado pero enorme. Tenía sexo con el mozo en el ascensor. Sexo áspero. Sin intercambiar ni el saludo.

A continuación estaba sentada a la mesa. El mozo me servía la combinación de platos incongruentes que había pedido para desayunar: kanikama con yougurt, buñuelos, costillas de cerdo, etc. De pronto comenzó a hacerme planteos agrios:

- A mi nunca me gustó hacer excepciones al menú -decía-. Nunca me gustó que me digan cómo tengo que servir una mesa, imagínese. Nunca me gustó...

Mientras la lista proseguía una cólera intensa me invadió. Le grité furiosa:
- ¿No le gustó? ¡Y a mi qué me interesa!
Y seguí gritando a viva voz:
- ¡Y no se vaya que no terminé mi pedido! ¡Ahora quiero que me traiga el menú completo!

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